El equipo de arqueólogos dirigidos por Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología, Mérida-CSIC-Junta de Extremadura) y José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca) vuelve a investigar el pasado de la comarca segisamonense por séptimo año consecutivo. Esta intervención, financiada por la Diputación de Burgos y los ayuntamientos de Sasamón y Olmillos de Sasamón, que se desarrollará entre los días 8 y 26 de agosto, tiene como objetivo prioritario estudiar el poblamiento romano en la zona desde sus inicios en el siglo I a.C. hasta sus momentos finales en los siglos IV-V d.C.
Como principal novedad, se retomarán las excavaciones arqueológicas sistemáticas en centro de Sasamón, el corazón de la antigua Segisamo, tras las campañas desarrolladas por Jose Antonio Abásolo en la década de 1970. Desde entonces solo se habían realizado controles y seguimientos arqueológicos puntuales en diversos solares de acuerdo con los supuestos contemplados por la Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León , el Decreto 37/2007, de 19 de abril, por el que se aprueba el Reglamento para la protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León y la declaración de Sasamón como Conjunto Histórico por la Junta de Castilla y León en 2020.
En los últimos años, el equipo dirigido por García Sánchez y Costa García ha hecho uso de distintas técnicas de teledetección –incluyendo drones– y de prospección geofísica –en particular, georradar– con el objetivo de obtener una planimetría precisa de las ruinas de la ciudad romana todavía existentes en el subsuelo de la localidad. La prospección geofísica con georradar y magnetómetro es un método en auge, pues permite obtener imágenes tridimensionales del subsuelo sin necesidad de excavaciones, para así identificar estructuras soterradas. De este modo, es posible reconocer las trazas del antiguo callejero o las plantas de algunas edificaciones romanas.
Mediante la apertura de varios sondeos en el entorno de la Colegiata de Santa María La Real, los arqueólogos pretenden ahora estudiar de primera mano estos restos en un área céntrica de la antigua urbe. Al documentarse las estructuras y recuperarse los materiales supervivientes (cerámicas, metales, restos óseos) podrá conocerse no solo en qué momento se fundó Segisamo o cuándo la ciudad entró en declive, sino también identificar las distintas huellas de la actividad humana en el lugar hasta el momento presente.
Al tiempo, el equipo de arqueólogos continuará los trabajos iniciados en 2022 en el lugar de Santa Olalla, en Olmillos de Sasamón. En este lugar, la fotografía aérea permitió documentar las estructuras de un gran complejo edilicio que muy posiblemente se corresponda con una gran villa o asentamiento suburbano de época tardorromana (siglos III-V d.C.), a juzgar por los materiales hallados hasta la fecha. La prospección geofísica mediante georradar ha permitido definir con mayor precisión su planta a través de la edificación de muros y pavimentos.
Asimismo, se organizarán visitas a las zonas de excavación con el fin de dar a conocer a la población local los resultados obtenidos y concienciarla de la necesidad de su conservación para generaciones futuras. Ante el auge del detectorismo ilegal y el expolio de yacimientos arqueológicos en la zona, los arqueólogos advierten de que los restos materiales solo tienen valor y permiten reconstruir los eventos del pasado por el contexto donde aparecen. Cualquier extracción no profesional supone la destrucción irreversible de estos depósitos y de la información que contienen.
Un proyecto consolidado
Hasta el momento, únicamente se contaba con los escritos fragmentarios de algunos autores griegos y latinos para reconstruir la historia de la comarca segisamonense en la Antigüedad. A partir de estos registros sabemos que los romanos conquistaron el centro peninsular e finales del siglo II a. C., pero la comarca del Odra-Pisuerga no quedaría definitivamente integrada en el Imperio Romano hasta finales del siglo I a. C. Esta integración supuso notables cambios en el paisaje. Los viejos poblados fortificados de la Edad del Hierro -como el oppidum del Cerro Castarreño (Olmillos de Sasamón), excavado en los años 2018-2020- fueron abandonados en favor de otro tipo de núcleos de cuño romano -como la recién fundada ciudad de Segisamo (Sasamón)-. Además, aparecieron nuevas infraestructuras públicas -vías, acueductos, etc.- y comenzaron a explotarse los campos de forma más intensa con el objetivo de obtener productos agrícolas con las que alimentar a la creciente población.
En anteriores campañas (2017 a 2022), los arqueólogos estudiaron numerosos yacimientos en la campiña de Sasamón con el objetivo de reconstruir esta secuencia de ocupación humana entre la Edad del Hierro (Siglos VIII-I a.C.) y el final del mundo romano. Para ello se emplearon fotografías aéreas modernas y antiguas en color y en infrarrojo, imágenes satelitales y reconstrucciones 3D del territorio a partir de datos LIDAR. Se usaron, además, otras técnicas sofisticadas y novedosas como la prospección geofísica o la generación de cartografías a partir de fotografías tomadas por medio de drones.
Concluida esta primera fase, se excavaron varios sondeos en el poblado fortificado –oppidum– turmogo del Cerro de Castarreño, documentándose un potente foso excavado en la roca del páramo y de un talud situado al interior del mismo. Todo parece indicar que el poblado se abandonó en relación con la llegada de Roma a la comarca y que ese abandono no fue tan pacífico como se creía.
Del mismo modo, se prospectaron diversos enclaves relacionados con el ejército romano y se reconoció la existencia de un gran cerco de asedio alrededor del Cerro. Las excavaciones de 2021 y 2022 permitieron conocer mejor los campamentos y fortificaciones de campaña construidas por los romanos. El estudio de las estructuras y materiales recuperados, así como las dataciones por radiocarbono y luminiscencia ópticamente estimulada permiten datar este episodio en el siglo I a.C. y desafían la idea de que los turmogos habrían sido un pueblo aliado de Roma.
El objetivo de la presente campaña arqueológica permite seguir avanzando en el estudio del paisaje arqueológico de la campiña segisamonense una vez concluido el proceso de conquista hasta el definitivo declive y colapso del mundo romano. Las acciones ahora iniciadas se cimentan asimismo en un proceso de investigación desarrollado a lo largo de los años y que ha permitido sentar unas óptimas bases de partida para el desarrollo de las excavaciones arqueológicas.