Hestories

The Matrix : 3-1 vs 6-1.
The Matrix : 3-1 vs 6-1.

Depués de pasar un tiempu desque los mios seis compañeros homes dexaron el monte escribo esti post-post, ensin priesa; mientres ellos desenvolvíen el so trabayu de campu n’Asturies, yo siguía la campaña dende Braga por medio de los sos correos electrónicos y mensaxes de What’sApp. Vienme a la retina aquella imaxe última onde ellos diben contra la nublina, con un caminar pesao qu’arrastraba la cansera de los díes y, quiciabes, la pena polo qu’acaba, ciarrando una campaña que dexaba un sabor de boca prestoso y respondía dalgunes preguntes a la par qu’abría interrogantes nuevos.

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Publicaciones, Xacimientos

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Nestos díes los nuestros colegas Rebeca Blanco-Rotea, José Costa, João Fonte y Manuel Gago recibieron bones noticies. El so trabayu “A Modern Age redoubt in a possible Roman camp. The relationship between two defensive models in Campos (Vila Nova de Cerveira, Minho Valley, Portugal)” –Un reductu de la Edá Moderna dientro d’un posible campamentu romanu. La relación ente dos modelos defensivos en Campos (Vila Nova de Cerveira, Portugal)– foi publicáu como parte del númberu últimu de la prestixosa revista Journal of Archaeological Science: Reports (JAS-REP).

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Xacimentos, Hestories


Talud de Xuegu la Bola

Hay una especie de ley de Murphy arqueológica que cuenta que en el último día de una prospección o excavación siempre aparece un hallazgo importante.

Por nuestra parte, podemos confirmaros que es así.

Despues de tener éxito en Cueiru, en donde localizamos un conjunto de materiales asociados al ejército romano, empezamos la prospección en el siguiente sitio arqueológico: Xuegu la Bola, del que os hablamos estos días. A 1.700 metros de altitud las condiciones de trabajo son más duras: un viento frío recorre las dorsales y nos pega todo el día en el cuerpo, no hay lugares de refugio y las condiciones empinadas del yacimiento hacen el trabajo de prospección extenuante.

Y hay más. El día 6 ha amanecido pesado, con las nubes bajas, lleno de niebla. Andrés Menéndez y David González especulan que quizás El Xuegu la Bola sobresalga por encima de la niebla, como otras veces, pero al atravesar la braña de Piedraxueves ya nos damos cuenta que no va a ser así. Estamos metidos en el medio de una espesa nube que no tiene ninguna pinta de moverse. Ha llovido toda la noche y la pista es un barrizal. Ni siquiera la música de Daft Punk, que João Fonte pincha siempre que tenemos que atravesar un complicado arroyo, sirve para que el todoterreno consiga remontar terreno, así que nos exponemos o a hacer intentos peligrosos y absurdos de remonte con el coche o a cargar con el equipo y acceder al campamento andando, por la vía de la Mesa. Acabamos decidiendo esta opción.

El problema es que en los dos días anteriores y en lo que llevamos de tercero el yacimiento no ha respondido nada: está arqueológicamente mudo, aunque aparecen pequeños descubrimientos que nos entusiasman, como una posible cabaña o corral en una especie de terraplén, en la zona alta de El Xuegu. Si en Cueiru los días de trabajo nos ofrecieron una importante colección de materiales –de los cuales, muchos posteriores al mundo romano-, aquí en Xuegu la Bola no aparece nada. El aislamiento del lugar quizás influya en la ausencia de materiales. “Estamos trabajando desquiciados”, señala David, que plantea irse. La tozudez de otros miembros del equipo, como José Costa, hacen que decidamos estar más tiempo.

Prospectamos en una zona baja, no lejos de una de las claviculae de entrada del recinto. En nuestros vuelos con drone podemos apreciar de manera impresionante el talud en uno de los lados. Sabemos que El Xuegu es una estructura arqueológica enorme, pero se resiste. Incluso para el drone. La niebla asciende la montaña y luego se derrumba por la dorsal del campamento, impidiéndonos trabajar en el modelo 3D al cerrarnos la visibilidad en un área tan grande como la de El Xuegu.

Hasta el último momento, en el que todo cambia. El equipo localiza una pieza magnífica, que es retirada y documentada con máxima precisión. “Se trata de una pieza de enmangue tubular”, describe José Costa, “que iría encajada en un mástil de madera y que, probablemente es un venablo, un arma ligera y arrojadiza. Esta tipología se usa a lo largo de la historia pero en este caso, por el contexto y el grado de deterioro en el que apareció, puede pertenecer a época romana”.

Y no es la única. Aparecen otros fragmentos también vinculados al equipamiento militar que cambian la visión e interpertación del yacimiento, asociándolo ya a la presencia militar romana en el camino de la Mesa. La hipótesis inicial, determinada por el equipo a partir del estudio de los datos LIDAR, la ubicación y la morfología del lugar, queda confirmada. Junto con la Carisa, el Xuegu la Bola es uno de los campamentos a más altitud del ejército romano.

La campaña ha sido tremendamente satisfactoria. “Tenemos piezas como fragmentos de pilum, tachuelas, un cuchillo afalcatado que, a falta de su restauración y estudio detallado, se asimilan a materiales recuperados en otros castra aestiva del NW”, señala David González.

En la Mesa la historia y el pasado son hijas de la niebla, que nos esconde cosas y nos muestra otras, a veces claramente, otras veces de manera borrosa. La ciencia es, aquí, el ejercicio de intentar ver a través de la niebla. Cuando esta se abre, en lo alto del Xuegu la Bola, se divisa a lo lejos el puerto de la Mesa, por donde entraron las legiones hace dos mil años desde la cuenca del Duero. Cada doce quilómetros establecieron un nuevo campamento para miles de soldados. Aquí, en el Xuegu la Bola, el yacimiento más al sur en territorio astur en esta sierra, por ahora se pierde el rastro de este contingente de soldados que cambió la historia del noroeste.

Las investigaciones nos permiten avanzar, poco a poco, en este episodio. Ahora restan muchas horas de estudio de los materiales, de laboratorio, y de nuevo con el resto de las herramientas. El año que viene tocará avanzar de nuevo en campo. Allí estaremos nosotros y os invitamos a que nos acompañéis. Gracias por seguirnos en esta campaña.

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Desde Teverga la subida a nuestra zona de estudio está entre hora y hora y media, dependiendo de las condiciones climáticas. Una hora a tumbos por la sierra de la Mesa dan para mucho. Los miembros del equipo van observando un paisaje que cuenta mucho más que una conquista romana.

“Miramos y pensamos que nosotros estamos estudiando un periodo histórico muy concreto. La guerra de conquista y ocupación provocó un cambio tremendo en este territorio, una ruptura con los paisajes de las comunidades castreñas”, señala David González. “Pero a veces no somos conscientes de otros acontecimientos que también generan enormes rupturas”.


Venta de Piedra Xueves

Porque la sensación del equipo es de atravesar un paisaje agonizante, un paisaje que desaparece. Aquí y allá el equipo recorre en el 4×4 enormes extensiones de pastizales. Y aquí y allá reconocen ruinas que hablan de otros procesos culturales, de una ganadería que se abandona y se transforma. “Podríamos hacer retroceder hasta el Neolítico el paisaje de aprovechamiento ganadero, y los primeros grupos de pastores, pero ahora mismo está desapareciendo”.

“Sólo una pequeña parte de los materiales que recuperamos en los campamentos son romanos”, señala Andrés Menéndez, porque estamos viendo territorios que fueron continuamente reocupados, y no sólo por conflictos bélicos posteriores. “Clavos de herraduras, herraduras, cencerros, tijeras de esquilar…”, enumera Menéndez. Y tiene sentido, porque los paisajes se van superponiendo en el tiempo. “Sólo en Cueiru, a los pies del campamento, hai más de veinte cabañas en el suelo”. Ese lugar fue un espacio central durante siglos para las comunidades que vivían alrededor de la sierra de la Mesa, que hacia el final del verano organizaban allí una gran romería a la que acudía gente de todas las aldeas.

Hasta el punto de que durante la charla que romanarmy.eu dio el sábado por la noche a los vecinos de Teverga, uno de ellos preguntó si las legiones escogían como campamentos espacios simbólicos importantes para los indígenas. José Manuel Costa se encogió de ombros y respondió: “es la pregunta del millón. No se puede cerrar nada. Es muy posible que haya motivos sobre todo militares, pero sabemos que los romanos con frecuencia intentan apropiarse de la simbología anterior como una manera de integrarla”. El vecino estaba recordando la importancia simbólica de la romería de Cueiru. Es posible que nunca sepamos cuáles fueron todos los criterios del mando romano para asentarse en Cueiru, pero quizás esa centralidad que hace que en él se celebre una romería compartida por todos tenga algo que ver con la elección, de forma directa o de forma indirecta.

“Nosotros estamos estudiando un proceso de cambio cultural pero en realidad, aquí arriba, ahora mismo está sucediendo otro”, apunta David González. Ese cambio es una derrota: la del viejo sistema ganadero de la Asturias tradicional.

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Al cuarto día abandonamos Cueiru para enfrentarnos al siguiente yacimiento. Se trata del Xuegu la Bola. “Se encuentra a 1700 metros de altitud y es el campamento que se encuentra más al sur por la Vía de la Mesa”, señala Andrés Menéndez, quien lo localizó hace un año a través del LIDAR, “sería el primero que se encontraría de toda la linea de campamentos, si el ejército romano avanzó desde el sur, desde León”. Menéndez sólo había accedido a este lugar una vez, en invierno ,cuando el recinto se podía identificar a través de la acumulación de la nieve en los fosos, un “truco” que funciona en estas montañas asturianas para poder ver casi lo invisible, los rastros mínimos del campamento en el territorio.

Acceder a Xuegu la Bola es una experiencia impresionante en la montaña. Siguiendo el camino real de la Mesa, hay que cruzar la braña de Piedra Xueves, con una antigua venta en la que durmió Gaspar Melchor de Jovellanos, y en la que el ilustrado identificó la posible explicación del topónimo del lugar: un ara romana dedicada al dios Júpiter, que en el noroeste tantas veces aparece asociado a las altas montañas. El camino lleva hasta el Xuegu la Bola, un espectacular mirador sobre la grandiosa sucesión de montañas de Somiedo y Teverga. Estamos en uno de los campamentos romanos más altos de toda Europa, y eso se nota.

“El yacimiento es impresionante”, asegura José Costa, “una cosa es verlo sobre el papel y otro es verlo. Es increible que esta gente haya podido llegar hasta aquí”, expresa con admiración Costa. En el Xuegu la Bola, una especie de cañada gigantesca, el campamento ocupa una de las laderas, subiendo muy en pendiente hasta alcanzar un cordal que funciona como un enorme balcón en el que se distingue al final, el puerto de la Mesa. “Allí debería haber otro campamento”, comenta Andrés. El equipo lo ha buscado pero aún no aparece.

Costa reflexiona sobre como “siempre es necesario reconocer en campo los yacimientos. Aquí en el Xuegu hemos podido reconocer sobre el campo casi todo el perímetro pero hemos confirmado que dos estructuras que en el LIDAR nos parecía clavículas, las peculiares puertas de estos campamentsos, en realidad eran afloramientos rocosos. Pero hemos encontrado otras clavículas que no habíamos visto desde las fotos satélites y los modelos previos”.

Un grupo de buitres sobrevuela los extremos de este impresionante lugar, los rebecos saltan por los riscos y los caballos pastan tranquilos en este lugar alejado, en el que la naturaleza presume de gigantismo. João Fonte, el especialista tecnológico del equipo, experimenta en carne propia los rigores de la arqueología de alta montaña. “Empleamos un sistema GPS para geolocalizar todos los puntos con una precisión submétrica, pero el sistema necesita una mínima conectividad móvil. Cuando quisimos registrar la clavícula vimos que era casi imposible obtener los datos para cada uno de los puntos”.

Ahora comenzamos la búsqueda de evidencias. ¿Podremos confirmar que Xuegu la Bola fue también un campamento de las legiones? ¿Nos dejará el Júpiter de la braña saber la verdad sobre este lugar?

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Día 3. Las legiones aparecen

Tras tres días de investigación nuestras investigaciones previas con las tecnologías de detección han tenido una verificación directa sobre el terreno. Ya podemos avanzarlo. Confirmamos presencia militar romana en Cueiru. “Hemos recogido en campo un conjunto de materiales de diversos tipos asociados al tipo de material que se suele localizar en un campamento temporal de este tipo”, afirma el arqueólogo José Manuel Costa.

Pendiente de una investigación más exhaustiva y de la limpieza detallada de los materiales, nuestro equipo ya dispone de evidencias alrededor del tipo de ocupación que hicieron las legiones romanas en este lugar y ya se abren nuevas hipótesis sobre este yacimiento. Hay que tener en cuenta que buscar evidencias en los campamentos temporales romanos es como buscar una aguja en un pajar. Estos recintos estaban habitados de manera provisional por muy poco tiempo, por lo que quedan rastros mínimos de ocupación. Así que nuestro equipo en campo ha encontrado la aguja.

La aguja más bien es parte de un cuchillo que “por su tipología encajaría en este periodo”, afirma José Manuel Costa, “junto con varios vástagos y piezas de hierro que encajan con las tipologías de clavijas de las tiendas de campaña” que son muy características de estos campamentos de marcha. Otro conjunto de materiales están pendientes de una restauración que permita determinar su función y forma.

Para David González, también en campo, “confirman la sospecha de la importancia de la vía de la Mesa como ruta de penetración del ejército durante la fase de conquista y control territorial de esta área. No es una idea nueva. Varios autores la llevan sosteniendo desde mediados del siglo XX. Pero lo importante es que en los últimos años al menos cinco espacios fortificados en la Mesa potencian la fuerza de esta idea”. David González señala la relevancia historiográfica de estos nuevos hallazgos: “creemos que la vía de la Mesa tiene la misma importancia que otras más conocidas en Asturias, como la de la Carisa”.

Dos episodios?
Tres días en la montaña dan para mucho. Una clave es que, por mucho que se estudien estos recintos militares desde el espacio, no es lo mismo que estudiarlos directamente sobre el terreno, percibir las condiciones climáticas, la visibilidad y la disposición del terreno. “Ya percibíamos en las imágenes LIDAR que aquí había dos recintos”, afirma José Manuel Costa, “uno de ellos se ajusta y ciñe una cumbre desde la que controla la vía, pero ahora estamos pensando que hubo dos momentos de ocupación. En una segunda fase este campamento se pudo ampliar y se extiende a otra cumbre que controla más territorio y tiene una mayor superficie de acampada y más abrigada del viento”.

La arqueología por ahora no alcanza a saber por qué en Cueiru se pudieron producir dos episodios de ocupación romana. Constatar esta hipótesis requeriría una intervención más amplia, pero el horizonte está abierto. La ciencia está descubriendo lo que no cuentan –no sabemos por qué- las crónicas de los vencedores. Pero aún nos queda mucho, muchísimo, por investigar aquí. Ya estamos mirando en el horizonte el Xuegu la Bola, nuestro próximo destino en estas montañas. Continuad con nosotros esta semana!

Para saber más:

El Mouru y la presencia del ejército romano en La Mesa [descarga en PDF nuestro artículo]

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Día 2 en La Mesa. La Guerra Eterna

La jornada de hoy está mostrando que detrás de la apacible y bucólica visión de estas montañas se esconde una historia tormentosa de conflictos, batallas y guerras por el control de una importante vía de acceso al norte peninsular. Aunque el yacimiento de Cueiru (Teverga) reúne características de un establecimiento legionario temporal, el asunto ya parece mucho más complejo.

Despues de preparar el área del campamento para su investigación a través del establecimiento de la cuadrícula que os contábamos ayer, el equipo ha comenzado la prospección sobre el terreno. Y no han tardado en aparecer los primeros materiales. Y son materiales de guerra…pero de distintas épocas entre si. Aquí están los testimonios de conflictos sucedidos en el tiempo. Ejércitos y soldados que llevan escogiendo este lugar estratégico, controlando el paso de la Mesa, para ubicarse y combatir durante cientos de años.

Valentín Álvarez, arqueólogo especialista en arqueología del conflicto en edad moderna y contemporánea, hace una primera valoración de algunos de los materiales exhumados, pendiente de una revisión más profunda en laboratorio.


“Esta es una vaina de un arma larga de fuego central, posiblemente de la Guerra Civil”, identifica Álvarez. La arqueóloga Rebeca Blanco-Rotea, especialista en fortificaciones modernas, también revisa el material desde Braga (Portugal) al poco de su aparición y coincide: “La vaina, a priori, coincide con el mismo tipo de munición que pudimos documentar en el castillo de San Felipe, en Ferrol, cuando excavamos un foso en el que sabíamos que se habían realizado una serie de fusilamientos durante la Guerra Civil. En aquel caso concreto esta munición estaba hecha en una fábrica sevillana entre el año 1936 y 1938”.

En el caso del segundo objeto enviado por el equipo que se encuentra en la montaña, Valentín Álvarez lo identifica como: “un proyectil esférico de un arma de fuego de avancarga, podría moverse entre los siglos XVIII y XIX. Obviamente no es fácil de interpretar. Pueden ser de conflictos como la carlistada o la francesada, o simplemente pueden ser de caza”.

El resultado por el momento es tan intrigante como fascinante. Desde Cueiru, el arqueólogo David González señala la importancia de la documentación previa antes de meterse en trabajos de campo. El equipo conoce bien que la vía de la Mesa ha sido objeto de conflictos a lo largo de la Historia. “Pensemos en la fortificación lineal de El Muru, aquí en la Mesa. El equipo de Jorge Camino consiguió datar por radiocarbono su construcción, y fue en época altomedieval, entre los siglos VII y VIII. Además, localizaron materiales arqueólogos relacionables con elementos militares medieval y por documentación se piensa que fue también usado en la Guerra de la Independencia para frenar el avance de las tropas francesas”.

“Es importante cruzar todas las fuentes de información que tenemos, su vinculación con las vías de comunicación y que empiezan a aparecer a algunas piezas metálicas de munición. En el caso de la vaina a priori parece del mismo tipo de las que podemos documentar en el castillo de la Palma en Ferrol, en un foso donde sabemos que se habían realizado una serie de fusilamientos durante la Guerra Civil. Naquel caso en concreto parécenme que estaban feitos nunha fábrica sevillana”,

La Mesa vivió batallas como la de Lutos, en el año 794 cuando las tropas de Abd al-Malik, que habían vencido a los francos el año anterior, cayeron emboscadas por el ejército de Alfonso II en un lugar angosto, posiblemente en la zona septentrional del camino de la Mesa. Y también fue escenario de refriegas durante la Guerra Civil.

Así que el equipo está encontrando lo esperado. Un lugar en el que, por su posición, se han sucedido guerras, combates y ejércitos a lo largo de al menos dos mil años. “Es posible que a lo mejor alguna de las estructuras que estamos identificando se correspondan con trabajos de un ejército no romano, o que fueran reaprovechadas?”, especulan ahora en voz alta los miembros del equipo. “Claro que hay que ser cautos con las estructuras terreras”, señala Rebeca Blanco-Rotea, “porque este tipo de estructuras están documentadas no sólo en época romana, sino también en otros momentos, como durante la construcción de fortificaciones abaluartadas o incluso la Guerra de la Independencia, aunque creo que por su configuración las que vemos en la Mesa es muy posible que sean romanas”.

Hasta el momento, los materiales encontrados nos habla de muchas épocas, de una sucesión de conflictos sucedidos en lo alto de las montañas asturianas, pero las legiones aún no han aparecido. Pero esto aún acaba de empezar. Veremos que depara el día. Sigan conectados porque mañana tenemos más sorpresas.

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Día 1 en la Mesa: Dejando los ojos en Cueiru

Andrés Menéndez y João Fonte se enfrentan a uno de los momentos más difíciles de una prospección arqueológica de campamentos romanos. Pasar del modelo digital visto en el LIDAR (limpio, sin vegetación, en el que los relieves se resaltan) a identificar lo mismo en superficie, con vegetación, cambios de luz. Están en Cueiru, un posible castra aestiva –un campamento temporal- de unas cinco hectáreas, que parece presentar también un recinto interior más pequeño y que controla un estrecho paso de la vía de la Mesa.

“Del LIDAR a lo que se ve en el yacimiento cambia mucho”, afirma Andrés Menéndez, uno de los directores de la intervención. “Aquí las estructuras se ven poco porque su desnivel está muy extendido y es muy difícil distinguir sobre el terreno”.

Así que nuestro equipo ha tenido que madrugar mucho para llegar al yacimiento con las primeras luces de la mañana. Cueiru se encuentra a bastantes kilómetros del primer núcleo habitado. Han tenido suerte. Con la luz rasante “se ven las sombras de algunos taludes muy claros y, desde enfrente, parte de la linea defensiva occidental”.

El equipo está poniendo un especial esfuerzo en reconocer sobre el terreno todo aquello distinguible para poder topografiarlo. El arqueólogo João Fonte es el responsable de dividir el enorme yacimiento en una cuadrícula que permite realizar la prospección superficial del terreno y anotar con máxima precisión la localización de cada hallazgo en su posición 3D. A amyores, “estamos intentando hacer una microtopografía de las zonas más visibles para comparar con el LIDAR”, señala Fonte, que indica que el objetivo es emplear distintas técnicas de levantamiento y medición para obtener información aún más detallada en campo que la que ofrecen las tecnologías de teledetección.


Joao Fonte y Andrés Menéndez confeccionando a microtopografía do sitio arqueolóxico.

“El recinto superior está bastante más fastidiado”, afirma Andrés Menéndez, que se está dejando los ojos para identificar cualquier mínima alteración del terreno. A partir de la cuadrícula que han levantado él y João Fonte, el resto del equipo busca en superficie materiales que puedan informar sobre la cronología del yacimiento, además de su estructura. Ya tienen los primeros resultados en sus manos. El yacimiento está hablando. Pero lo que cuente lo sabremos mañana.