Historias, Publicaciones

El análisis de 22 nuevos sitios arqueológicos provoca una transformación radical de la visión de la conquista romana del Noroeste


Modelo 3D a partir de datos LIDAR con el emplazamiento del campamento romano de Santa Baia (A Laracha, A Coruña). Infográfico: José Manuel Costa. Fuente de los datos LiDAR: IGN-PNOA.

El ejército romano tuvo una presencia mucho más destacada, diversa y prolongada en el noroeste de la península Ibérica del que se conocía hasta el momento. 22 nuevos sitios militares romanos, algunos de ellos inéditos, revelan una gran dispersión de los contingentes militares a lo largo del territorio y, sobre todo, una diversidad de operaciones y misiones que pueden ir desde acciones de combate, reconocimiento del territorio o control policial.

Esta es la nueva visión de los primeros contactos militares de Roma con el noroeste peninsular argumentada en el artículo “The reassessment of the Roman military presence in Galicia and Northern Portugal through digital tools: archaeological diversity and historical problems” , que acaba de ser publicado en el número 19 (número 3) de la publicación científica de referencia Mediterranean Archaeology and Archaeometry por parte de tres investigadores del colectivo romanarmy. “La investigación los permitió mapear una serie y variedad de evidencias que resuenan fuertemente en un territorio previamente silencioso”, señalan los investigadores José Manuel Costa (USC), Joao Fonte (Instituto de Ciencias del Patrimonio y Universidad de Exeter) y Manuel Gago (USC). Para ellos, el análisis del nuevo conjunto de datos “abre las puertas a una transformación radical de las narraciones históricas tradicionales relativas a la conquista e integración de estos territorios por Roma”.

En este enlace puedes acceder a resúmenes ejecutivos de la investigación en gallego, español y portugués.

Hasta hace poco, Galicia, el occidente de Asturias y el norte de Portugal se consideraban escenarios marginales de la conquista romana de la península ibérica. La investigación, fruto de la combinación de diferentes técnicas de prospección y análisis arqueológico realizadas nos últimos cinco años, ofrece un escenario nuevo y radicalmente distinto, con 22 sitios militares romanos distribuidos en diferentes áreas del noroeste peninsular. Analizando parámetros de distribución, asentamiento en el territorio y su morfología, los investigadores intentaron comprender la lógica que siguen estos despliegues militares.


Modelo digital del terreno a partir de datos LIDAR de Alto da Pedrada (Arcos de Valdevez, Viana do Castelo). Infográfico: João Fonte. Fuente de los datos LiDAR: CIM Alto Minho.

Una ocupación temporal y ajustada a contingentes militares
La hipótesis planteada por los investigadores es que casi todos los sitios arqueológicos analizados tienen una ocupación temporal o estacional de carácter militar romano, están muy adaptados al terreno en el que se rodean y con dimensiones ajustadas a los contingentes militares que acogieron.

De este modo, los investigadores identificaron cinco diferentes tipologías:

1) Recintos de pequeñas dimensiones (1,5-2,5 ha): su presencia revela la existencia de pequeñas unidades de entre varios cientos y algo más de mil hombres (2-3 cohortes, 100- 1500 hombres) que operan en el territorio. En esta categoría entran campamentos como O Penedo de los Lobos (Manzaneda, Ourense), Cova do Mexadoiro (Trazo, A Coruña), Coto do Rañadoiro (Carballedo, Lugo) y Alto da Pedrada (Arcos de Valdevez, Viana do Castelo).
2) Campamentos de tamaño medio (4-7 ha): alojarían varios miles de hombres (que. 2000-4000). Como el grupo anterior, muestra la enorme versatilidad operativa del ejército romano al desplegar vexilationes (destacamentos) con una gran autonomía táctica. En este ámbito se encuentran los yacimientos arqueológicos de Cabianca (Láncara, Lugo), Campos (Vila Nova de Cerveira, Viana do Castelo), A Cortiña dos Mouros (Cervantes, Lugo / Balboa, León). O caso de Santa Baia (A Laracha, A Coruña) es muy llamativo por su cercanía a la antigua ciudad de Brigantium y debido a que el campamento fue dispuesto en la zona exterior de un castro, acogiéndolo en su interior.
3) Grandes campamentos (de 10-15 ha de superficie): acogerían por lo menos una unidad numéricamente equivalente a una legión (aproximadamente 6000 hombres). Gran independencia operativa, al modo de una brigada contemporánea. La mayor parte de ellos están ubicados en la zona oriental de Galicia (Monte da Chá y Monte da Medorra (Láncara/Sarria, Lugo), A Penaparda (A Fonsagrada, Lugo / Santalla d’ Ozcos, Asturias), O Monte de Ventín (Pol, Lugo) e O Cornado (Negreira, A Coruña).
4) Recintos que superan con mucho estas dimensiones (aproximadamente 20 ha), pudiendo haber servido a auténticos cuerpos del ejército (aproximadamente 10000-14000 hombres). Localizamos entre el río Limia y el río Miño dos grandes recintos en la Serra do Leboreiro/ Laboreiro: Lomba do Mouro ( Melgaço, Viana do Castelo / Verea, Ourense) y Chaira da Maza (Lobeira, Ourense). En el caso de Lomba do Mouro, la existencia de una segunda línea defensiva podría indicar una necesidad de los ocupantes por fortalecer la posición de la fortificación.
5) Castella o fortificaciones estacionales de pequeño tamaño. Aunque el número, por el momento, es escaso, se trata de una serie de recintos ya documentados en otros puntos del norte peninsular. Se trata de A Recacha (Navia de Suarna, Lugo), en las montañas orientales; Outeiro de Arnás (Verín, Ourense) controlando un buen tramo del valle del Támega; y O Castrillón (Touro, A Coruña). A ellos se le suman otros asentamientos fortificados como Alto de la Cerca (Valpaços, villa Real) y O Castelo (A Estrada, Pontevedra).


El recinto de Lomba do Mouro, en la frontera entre Galicia y Portugal. Foto: Manuel Gago

Varios escenarios, varios conflictos?

Sin cerrar la puerta a otras posibilidades interpretativas, los investigadores llaman la atención sobre la dispersión sobre el territorio de los sitios arqueológicos, que parecen identificar distintas zonas de operaciones. Los investigadores defienden la hipótesis de que los campamentos ubicados en la zona oriental de Galicia estuviesen vinculados a un episodio o escenario secundario del conflicto cántabro-astur (29-19 la. C.). Los recintos militares encajan en la lógica seguida por el ejército romano durante el conflicto, en el que se desarrollaron acciones a gran escala contra los grupos indígenas, que en algunas áreas parecen mostrar según las fuentes una gran capacidad de organización y movilización de efectivos, así como una notable autonomía política.

Aunque algo más apartados, recintos como los localizados en A Chá de Santa Marta (Láncara/Sarria) o en la zona oriental de Ourense (caso de O Penedo de los Lobos, donde que el equipo romanarmy.eu documentó, en una intervención científica en 2018, la presencia militar romana más antigua documentada en Galicia, entorno al cambio de era)pueden incluirse en este conjunto. Sin embargo, un gran número de yacimientos del territorio no encajan de manera fácil en esta narrativa. Así sucede con el importante grupo de campamentos ubicado en la zona occidental de la provincia de A Coruña. Mención relevante merecen los grandes recintos documentados en la Serra do Laboreiro/ Laboreiro, entre el río Limia y el río Miño, que podrían encajar, a nivel hipotético, en un horizonte tardorrepublicano, así como lo del Alto de la Pedrada localizado en el punto más alto del distrito de Viana del Castelo, y que tiene en Penedo de los Lobos un paralelo próximo.

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